Las personas sin confianza se paralizan, les cuesta encontrar la ruta hacia sus metas y viven en aislamiento, porque esta competencia personal es la que permite el desarrollo y consolidación de relaciones personales sustentables, (pareja, amigos, negocios, etc.), todas las relaciones humanas en sí mismas son actos de confianza.
Independientemente de la religión que se profese, tomar las riendas del destino individual implica tener confianza porque es la herramienta que se usa para enfrentarse a los temores. La confianza es complementaria al fortalecimiento de la autoestima y al momento de definir claramente cuál es la búsqueda en la vida, las capacidades personales solamente se transforman en posibilidades reales en la medida que se ponen en práctica apoyadas por la confianza.
CONFIAR O DESCONFIAR EN UN GPS QUE REGULA LAS EXPECTATIVAS DE VIDA Y CONFIAR SIEMPRE ES UN "BUEN NEGOCIO"
Cuando se desarrolla en la conciencia la desconfianza se pierde, convirtiéndose en una perspectiva habitual de la vida, en una rutina. Esta perspectiva negativa es un peso en las espaldas y las personas víctimas se involucran en dudas constantes y en un gasto elevado de energía, llegando incluso a paralizarse.
Los seres humanos poseen disposiciones aprendidas para resolver problemas utilizando los filtros de la confianza o la desconfianza. Un clima de confianza facilita el intercambio y disminuye la aprensión; evita el dogmatismo, facilita el desarrollo personal y el respeto interpersonal.
En las interacciones realizadas con la desconfianza:
- La comunicación no es asertiva y genera incertidumbre.
- Predisponen.
- Se centran en los egos y no en los acuerdos.
Las interacciones realizadas con la confianza:
- Liberan la creatividad de las personas y reducen las actitudes defensivas.
- Abre la posibilidad de mostrarse a sí mismo ante otros, sin poses o máscaras.
- Reducen la complejidad, disminuyendo la vulnerabilidad.
- Facilitan acuerdos.
No se puede vivir en armonía si la confianza está ausente. Se desarrolla la seguridad en una persona porque se presume que en su comportamiento no existen dobles intenciones; no hace juicios a la ligera sobre los demás; se compromete con sus responsabilidades, finaliza las actividades encomendadas y sabe manejar su tiempo siendo puntual.
Con la confianza los seres humanos crean un activo personal que se incrementa o disminuye dependiendo de las conductas diarias que se practican. Un indicador sencillo para medir la confianza, es la cantidad de amigos que se tienen, el número de personas que solicitan los servicios que se prestan y las responsabilidades que se asignan en el trabajo; estos parámetros determinan los niveles actuales de confianza y como se debe accionar para incrementarla.
Dejar de sentir temores y ganar más confianza no es solo una habilidad innata, se puede aprender y ser el resultado del desarrollo de hábitos de conducta, por eso es una competencia humana que se debe asumir como necesaria y fortalecerse con la actuación diaria tomando conciencia como las conductas y decisiones del diarias la impactan.