LIDERAZGO PARA UNA CRISIS

Liderazgo para una crisis

El otro día tuve la oportunidad de conversar con una amiga periodista interesada en saber cómo deben los lideres gestionar a sus colaboradores en tiempos de crisis. La verdad es que es difícil elaborar una receta única que pueda responder por completo a dicha inquietud. Toda crisis conlleva, en dependencia de su magnitud, una serie de consecuencias objetivas que afectan directamente a los colaboradores de una organización. Sin embargo, un intangible que en muchas ocasiones suele pasarse por alto son las repercusiones emocionales que la crisis genera en las personas. Desde esta perspectiva, me gustaría compartir algunas ideas que pueden ser de utilidad para aquellos líderes interesados en el bienestar de sus colaborares en tiempos de crisis.

“UN INTANGIBLE QUE EN MUCHAS OCASIONES SUELE PASARSE POR ALTO SON LAS REPERCUSIONES EMOCIONALES QUE LA CRISIS GENERA EN LAS PERSONAS”.

El liderazgo es una labor esencialmente emocional. La principal función de un líder es crear y mantener un clima o estado emocional que permita sacar la mejor versión de sus colaboradores, lo cual resulta ser un desafío bastante complicado en tiempos de crisis como las que actualmente vive nuestro país. Por qué? Bueno, porque en tiempos de crisis suelen aflorar más fácilmente emociones como la ansiedad, la tristeza, la decepción, la depresión, la ira; las cuales en lugar de contribuir a sacar la mejor versión de los colaboradores, más bien atentan contra su motivación, rendimiento y productividad. Por tanto, la principal tarea de un líder en tiempos de crisis es tratar de neutralizar y, de ser posible, revertir la instalación de un clima o estado emocional negativo en sus colaboradores.

“LA PRINCIPAL FUNCIÓN DE UN LÍDER ES CREAR Y MANTENER UN CLIMA O ESTADO EMOCIONAL QUE PERMITA SACAR LA MEJOR VERSIÓN DE SUS COLABORADORES”.

La pregunta obvia sería cómo hacerlo? A continuación 3 medidas que podrían aportar en la consecución del objetivo antes referido:

  • Promover un optimismo sensato. No se trata de desconocer la crisis con un falso optimismo, ni de quedarse “enclochado” únicamente en la búsqueda de cómo resolverla. Ciertamente eso es importante, pero no menos importante es continuar viendo hacia el futuro y hablando de los planes y proyectos futuros de la organización, incluso de los nuevos desafíos y oportunidades de mejora que la misma crisis ofrece al negocio. Esto cumple un doble propósito: por un lado, permite levantar la mirada para sacarla exclusivamente de la crisis y, por otro, despertar confianza en los colaboradores, ya que es una manera inteligente de decir implícitamente “todo va a mejorar”. Hay que impedir que se instale la sensación de que el futuro de la organización depende la crisis y que los liderazgos no ven nada más a mediano y largo plazo.
  • Conectar con las personas, con los colaboradores.Es decir, se trata de hablar con las personas y no de hablar a las personas. Los líderes en tiempos de crisis deben invertir mucho tiempo y recursos en la dimensión humana. Es preciso escuchar y conocer directamente las preocupaciones de sus colaboradores y ofrecerles apoyo en lo que sea posible. Se trata de mostrar sensibilidad a los efectos emocionales que la crisis pueda estar generando en sus colaborares, pues antes que colaboradores son seres humanos que tienen sueños, metas y familias a las que responder. Mientras mejor conozcamos a las personas, mejor podremos liderarlas. Pero esto deben hacerlo desde la autenticidad y no desde un falso interés.
  • Liderar compartiendo las dificultades. Dicen que uno lidera desde el ejemplo, pues bien en tiempos de crisis este principio es más válido que nunca. Las crisis exigen cambios y medidas drásticas para garantizar la continuidad de la organización. Incluso a veces exigen sacrificios y duros esfuerzos por reinventarse. Pues bien, los lideres deben demostrar que esos cambios, esos sacrificios y medidas drásticas también los incluyen a ellos y que están dispuestos a vivir en carne propia los efectos de la crisis. Por ejemplo, resulta difícil de entender para los colaboradores que los lideres sigan disfrutando de los mismos privilegios y prerrogativas propios de los tiempos de prosperidad mientras, por otro lado, piden comprensión a los demás ante las limitaciones que impone la crisis.

No creo que sea necesario decir que existen muchas otras maneras de afrontar una crisis desde una posición de liderazgo, aunque no estaría de más poner a las personas y el componente emocional en el centro de cualquier estrategia a seguir.

Carlos Arroyo Borgen

Director CLIP